Modiano: crecer entre pícaros

Pícaro, en la tradición de nuestra lengua y en el diccionario de la Real Academia, significa ruin, doloso, falto de honra y vergüenza, ingenioso y astuto, taimado, dañoso y malicioso. Así son muchos de los personajes de Modiano, adivinados por el lector a través de la mirada de un protagonista joven que no entiende bien lo que sucede ante sus ojos. Por ejemplo, en La hierba de las noches hay un muchacho de 19 años que sigue por todas partes a una amiga mayor que él, amable y cariñosa, que lo lleva a pasar la noche a casas que le han prestado, en las que deben estar a oscuras por no molestar al conserje y de donde suele ella llevarse cosas que había olvidado allí hacía unos días. Esto me parecía casi normal, porque tenía la costumbre de vivir sin el menor sentimiento de legitimidad, sentimiento propio de quienes han tenido padres buenos y honrados y pertenecen a un medio social definido. Así dice el protagonista, aspirante a escritor que va por todas partes tomando notas en su agenda, en esta novela que sabe a autobiografía y tal vez algo tenga de autoficción.

En cambio, en Un pedigrí, Modiano habla a título personal de su nacimiento, de sus padres, de su hermano menor muerto de leucemia a los diez años, y entendemos de dónde viene el mundo de sus novelas. Je suis un chien qui fait semblant d’avoir un pedigree, soy un perro que finge tener un pedigrí, pero mi madre y mi padre no están ligados a ningún medio definido. Ella era una actriz de comedia, una chica guapa con el corazón seco. Él un judío sefardita, huérfano temprano que vivía desde adolescente de hacer negocios raros a través de compañías fantasma. Se conocieron en París durante la ocupación alemana, época en la que el padre logró esconder su origen judío y vivir desahogadamente del mercado negro, bajo la protección de la Gestapo francesa. Los períodos de alta turbulencia suelen provocar encuentros azarosos; tan es así que nunca me he sentido hijo legítimo, y aún menos heredero- dice. Los años de niñez transcurren entre una madre que suele estar de gira, o al menos fuera de casa; un padre que viaja mucho a lugares lejanos y exóticos, y la serie de personas que alojan temporalmente a los dos hijos de la pareja. Cambios de casa, cambios de escuela, vaivenes económicos. El padre tiene amigas, la madre amigos. Adolescencia horrible tras perder a su hermano, la persona más cercana y más querida; seis años depositado en consigna en un internado tras otro, lugares en donde se pasaba hambre, se dormía entre sábanas que se lavaban a fin de curso y se cogía la sarna.

Si hubiésemos de creer a pie juntillas que infancia es destino, veríamos aquí todos los elementos para producir un pícaro más, un buscón Don Pablos. O al menos un vagabundo sin oficio y sin arraigos. Ya vemos que no fue así. Yo encuentro en la obra de Modiano curiosidad en vez de cinismo, bondad en vez de amargura, aceptación de la propia historia en vez de sentimentalismo. Por eso no me canso de leer sus novelas, aunque sean, como él ha dicho, “siempre el mismo libro”.

Como decía Lázaro de Tormes, cuánto más hicieron los que, siéndoles contraria (Fortuna) con fuerza y maña remando, salieron a buen puerto. Dejo aquí una entrevista en televisión de 1969 con un Modiano azorado y tímido, porque como estudiosa de vidas me fascinaron tanto el contraste como la continuidad entre los dos Modianos, el que recién comienza a publicar y el escritor maduro que recibe el Nobel. No tiene subtítulos, pero el rostro dice cuanto hay que saber.

12 pensamientos en “Modiano: crecer entre pícaros

  1. «Si hubiésemos de creer a pie juntillas que infancia es destino…», pero entonces, por qué «curiosidad en vez de cinismo, bondad en vez de amargura, aceptación de la propia historia en vez de sentimentalismo.» ¿Genes? ¿libertad? ¿libertad en los genes?

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    • «Libertad en los genes» me gusta, aunque no sé qué haría con la frase un biólogo molecular. Por más que la ciencia descubre maravillas, seguimos topándonos con situaciones que se entienden mejor desde el amor y el humor, que desde cualquier determinismo que se pretenda científico. «Libertad en los genes» es un guiño.

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  2. Seguro algo muy bueno hubo en su historia, algo muy rescatador que pudo trasformar la falta en creación. Necesito agregarle horas al día, 24 no me alcanzan y quiero leer a Modiano.

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